miércoles, 22 de octubre de 2014

CONBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO


 El gobierno de la Confederación Argentina no permaneció ocioso frente a la formidable coalición que se le venía encima. Previendo el  avance de la escuadra anglofrancesa, ordenó instalar en Vuelta de Obligado, cerca de San Pedro en el Norte de la provincia de Buenos Aires, cuatro baterías de 18 cañones servidas por 160 artilleros y una fuerza de dos mil efectivos de infantería, integrada soldados del Regimiento de Patricios y un cuerpo de milicias rurales. Estaba al mando el Gral Lucio Norberto Mansilla, secundado por Álvaro Alzogaray al frente de las baterías, Eduardo Brown (hijo del Almirante Guillermo Brown),  el marino Juan Bautista Thorne, y Facundo Quiroga (hijo del Tigre de los llanos). Completaba la defensa una cadena tendida de costa a costa del Paraná sostenida por lanchones y custodiados por el bergantín artillado “Republicano”, cuya finalidad era demorar el paso de la escuadra para hacerla vulnerable al fuego de las baterías de la costa.
 El día 18 de Noviembre al atardecer una poderosa escuadra de once buques de guerra seguida por numerosos buques mercantes, fondea en el Paraná a la vista de las baterías de la Vuelta de Obligado. Pero recién el día 20 se inicia la acción, a las 8 de la mañana. Después de una arenga de Lucio Mansilla a su tropa y de entonar el Himno Nacional con el acompañamiento de la Banda del regimiento de Patricios, las baterías de la Confederación inician el ataque provocando muchos daños, muertos y heridos en la fuerza enemiga, pero sufriendo a la vez el intenso cañoneo de los buques que empiezan a causar las primeras bajas entre los defensores.
El combate es intenso y se prolonga por muchas horas. A las cinco de la tarde se silencian las baterías, son cortadas las cadenas, y poco después se produce el desembarco de la infantería enemiga. La lucha se desarrolla en la costa y es cuerpo a cuerpo. Los buques barren a los defensores con fuego de metralla. Mansilla cae herido por un casco de metralla y es retirado por sus hombres, pero lo reemplaza el Coronel  Crespo que resiste hasta las ocho de la noche y debe replegarse. Obligado ha caído, pero la victoria les resulta muy cara a los interventores. Las graves averías de cuatro de los buques atacantes los obligan a permanecer 40 días en el lugar para repararlos. También son numerosos los muertos y heridos entre ambos bandos y el parte de guerra aliado elogia a los defensores por la obstinación con que lucharon.

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