Cuando
se inició la Campaña del General Benjamín Victorica en 1884 que acariciaba el
firme propósito de acorralar y someter por la fuerza a todas las tribus
beligerantes, Cambá tenía sus tolderías en la banda sur del Río Salado, en
Formosa. Al regresar la columna expedicionaria del Coronel Ignacio
Fotheringham, Gobernador de Formosa, de su encuentro con las otras columnas de
la expedición en La Cangayé, recibió la orden de someter a los caciques
Santiago, Cambá, Yaloschí, y Amigo.
Herido
el cacique Santiago, muerto el cacique Amigo y ejecutado por orden de Fotheringahm
en La Cangayé el cacique Yaloschí, sólo quedaba Cambá, quien juró vengar la
muerte de este último sobre su propio cadáver, según el testimonio de una
cautiva rescatada por los soldados.
En su
libro autobiográfico “La vida de un soldado” Fotheringham describió a Cambá
como un indio de talla gigantesca, muy moreno, de forma atlética y con mucho
prestigio entre los tobas. El propio jefe de toda la campaña, el General
Victorica, había recomendado muy especialmente a aquel militar la misión de derrotar
y someter a este cacique.
El
Coronel Fotheringham resolvió no dar tregua a los qom en retirada, y después de
su victoria sobre el cacique Amigo, envió en el mes de Noviembre al Mayor
Rudecindo Fraga con una columna del 7º Regimiento de Caballería a fin de darles
alcance. Este militar debió marchar penosamente en medio de una lluvia intensa
y atravesando terrenos anegadizos, donde los soldados marchaban con el agua
hasta la cintura y llevando los caballos de la brida, hasta que el día 5 de
Diciembre logró tomar contacto con las huestes de Cambá. Al día siguiente fue
atacado por las fuerzas de este caudillo, quien sólo buscaba conocer el poder
de su adversario, pues volvió a internarse en la espesura de los montes.
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