miércoles, 22 de octubre de 2014

EL CONBATE FINAL


  El Mayor Fraga contaba con sólo 29 efectivos, pues los refuerzos pedidos se retrasaron por el mal estado de los terrenos en gran parte inundados. Al comprobar su reducido número Cambá decidió atacarlo frontalmente el día 7 de diciembre con una fuerza de 200 guerreros montados y 107 a pie. El propio Fotheringham reconstruyó vividamente en su autobiografía ese combate, en base a los relatos de los soldados:
 “En un abra del monte, rodeado de bosques por todos lados está Fraga y sus treinta… Ojos de tigres humanos les están acechando a través de la selva; los espían y esperan la oportunidad propicia para aniquilarlos… Toma posición conveniente Fraga y su pequeño destacamento. Del monte gritaron `¡ Cristiano canalla! ¡Quinto media vuelta!´, y otros insultos… Descarga tras descarga deja el tendal de escorpiones negros (sic). Alaridos y gritos salvajes, hacen eco en la selva, hasta entonces tan silenciosa. Ayes de moribundos. Y trepidaron. ¡Felizmente! Si no vacilan el número hubiera aplastado al valor. El temible cacique se ha lanzado con sólo cien, dejando a los otros de reserva. Y cayó. En vano llama a gritos a los suyos para que acudan al exterminio de ese puñado de cristianos. Acuden sí, pero para llevarse a los muertos y heridos.”
Cambá es inmediatamente reconocido por un baqueano llamado “Carayá”, quien se lo señala a Fraga gritando: “Ese, Cambá”. Un cabo de apellido Luna, “un desalmado de cuenta” según el narrador, avanza corriendo hasta el herido ya indefenso y lo ultima a puñaladas. Luego le corta la cabeza y cual sangriento trofeo lo clava en la misma lanza del valiente cacique, “…para que quede bien probado, si es Cambá o no, el que ha muerto.”
Seguidamente se hizo desfilar a todos los aborígenes ante la cabeza del famoso caudillo para que lo reconozcan y se difunda su muerte entre todas las tribus. Fotheringham, que relató este episodio muchos años después de esta campaña, termina reconociendo el valor del caído, pese a su dureza al calificar a su pueblo de salvaje:
“La tierra le sea leve al pobre salvaje que, al fin, en su conciencia procedió como digno y valiente jefe de su tribu, rindiendo la vida valerosamente, lo único que tenía, en holocausto a sus convicciones.

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