Los
periódicos de toda América y algunos europeos elogiaron la resistencia de la
Confederación Argentina contra la agresión. Sectores políticos de los países
vecinos que hasta ese momento se habían opuesto a Rosas, cerraron filas tras el
gobierno argentino. Esto ocurrió en Bolivia, Chile y Brasil, sólo en
Montevideo, donde se encontraban los exiliados unitarios la opinión seguía
favorable a la intervención y contraria a Rosas.
En carta de
respuesta al Gral Guido, quien le informaba de estos sucesos, San Martín le
expresó conmovido: “Ya sabía la acción de Obligado. ¡Qué iniquidad! Los
interventores habrán visto por esta muestra, que los argentinos no son
empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca…”
Además, al saber del bloqueo, escribió a Rosas ofreciéndoles sus servicios, y
señalándole que en esta agresión nuestro país “…tenía aún (en él) un
viejo defensor de su honra e independencia.”
Al ver la dificultad que les planteaba la intervención por la tenaz resistencia
y ante la opinión internacional adversa frente a esta aventura colonialista, el
Gobierno de Francia y el parlamento británico resolvieron llegar a un acuerdo
con el Gobierno Argentino. Este se formalizó mediante los tratados: Arana-Southern
del 24 de Noviembre de 1849 con Inglaterra, y el Tratado Arana-Lepredour del 24
de Noviembre de 1851 con Francia. En ambos casos, las escuadras interventoras
cumplieron la cláusula de dichos tratados, desagraviando con 21 cañonazos a la
bandera argentina, ceremonia que se cumplió en aguas del Río de la Plata.
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