miércoles, 22 de octubre de 2014

LAS OTRAS BATALLAS POR NUESTRA SOBERANIA


 La Vuelta de Obligado, con ser la más importante, no fue la única batalla de esta contienda. La escuadra volvió a remontar el Paraná en Enero de 1846, disminuida en su flota mercante, parte de la cual volvió a Montevideo atemorizada por los riesgos de la travesía. El día 9 los buques avistaron las barrancas de “El Tonelero”, donde las baterías de Mansilla volvieron a hacer fuego, pero logran franquear el paso. Pero a la altura de las barrancas de San Lorenzo, en el mismo lugar donde se batieron los Granaderos de San Martín en 1813, las baterías de Mansilla dirigidas por el artillero Álvaro de Alzogaray, ocultas entre la maleza, comenzaron a disparar contra los buques de guerra y los mercantes. Durante cuatro horas el cañoneo fue intenso causando graves estragos a la fuerza atacante, que siguió navegando muy maltrecha y con la pérdida de dos embarcaciones.
 La escuadra enemiga logró llegar a Corrientes y Asunción, pero la travesía de regreso se hizo muy riesgosa pues las defensas de Mansilla en varios puntos de la costa estaban intactas. El día 4 de Junio el convoy anglofrancés, ya de regreso de Asunción, enfrentó la angostura de “El Quebracho” a una legua al Norte de San Lorenzo. Nuevamente eran once buques, de los cuales siete eran vapores y cuatro veleros, todos fuertemente artillados. Mansilla había preparado tres baterías con 17 cañones, defendidos por un contingente de Patricios y un cuerpo de soldados santafesinos. La altura de las barrancas hacía casi inexpugnable la posición de los defensores, quienes quedaban protegidos del fuego de los buques, pese a que estos disparaban Cohetes a la Congrève, lo más moderno en armamentos de la época.
Los estragos producidos por los cañones argentinos en la escuadra convirtieron a este cruce en un desastre. El vapor “Harpy” fue inutilizado y el “Gorgón” seriamente averiado. Dos buques mercantes se fueron a pique, y otros cuatro debieron ser incendiados para que no fueran capturados por los defensores. Las bajas de los atacantes fueron 60 hombres más gran parte de la tripulación de los buques mercantes destruidos, mientras que las fuerzas de Mansilla tuvieron sólo un muerto y cuatro heridos gracias a la protección de las barrancas. Este combate fue considerado por los defensores como “La revancha de Obligado”.

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