Hacia
1845 las potencias europeas de entonces, Francia e Inglaterra estaban
resueltas a intervenir militarmente contra la Confederación Argentina,
gobernada firmemente por Juan Manuel de Rosas con el apoyo de la opinión
pública y la adhesión de todas las provincias. Para esa época, la intervención
armada en defensa de intereses mercantiles era una doctrina muy utilizada por
estos países en distintas partes del mundo, y en algunos casos, como ocurrió en
países de Asia y África, era un anticipo de la ocupación y el dominio
territorial de distintas regiones del planeta.
En esos años, ambas potencias mantenían fuerzas navales en el Río de la Plata
en apoyo del gobierno ilegal de Montevideo que se encontraba en guerra con
Rosas. El bloqueo de esa ciudad ordenado por el gobierno argentino para reponer
al Presidente legal Manuel Oribe, era resistido por los unitarios emigrados en
esa ciudad y por los jefes de ambas escuadras europeas, siguiendo órdenes de
sus respectivos gobiernos.
En 1845
Francia e Inglaterra decidieron forzar la navegación de los ríos Paraná y
Paraguay y llevar su comercio a Asunción, apoyando de paso a las posibles
sublevaciones contra Rosas en el Litoral para provocar su caída. Como paso
previo, se dispuso la captura de la escuadrilla argentina que bloqueaba a
Montevideo y se ocupó la Isla Martín García para usarla como base de
operaciones de ambas escuadras.
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